Estaremos de acuerdo en que los faros tienen algo mágico, ¿verdad? Evocan misterio, romanticismo, serenidad e invitan a la paz interior. Conectan nuestras vidas con el mar recuperando la historia milenaria de nuestros ancestros. Pero, sobre todo, los faros son la excusa perfecta para recorrer el litoral peninsular de cabo a cabo.
Torre de Hércules
Si te gustan los faros, el de A Coruña es imprescindible. Lidera todo los tops de faros españoles, y bate récords en antigüedad en Europa. Y es que se cree que fueron los romanos los que levantaron este portento arquitectónico, para poner un poco de luz en las tinieblas del ‘fin del mundo’.
Faro del Algarve
Desde el cabo de Finisterre, volamos hasta el Algarve portugués. Se trata de otro punto estratégico en el poniente peninsular, y otro destino para contemplar los límites del mundo antiguo. Al borde de los acantilados, es fácil entender por qué se decía que era la ‘última tierra habitada del mundo conocido’.
Faro de Formentor
Solo en Mallorca podíamos encontrar un faro que reuniera todos los reclamos anteriores. La sensación que queda al llegar a la punta del cabo es que no hay más mundo que recorrer, ¿y las vistas?... Tienes una panorámica insuperable, adornada con acantilados, con el Mediterráneo perdiéndose en el horizonte.