El pulpo a la gallega está tan rico que hay hasta patatas fritas con su sabor. Pero lo suyo es hincarle el diente a un polbo fresco. Cocido a fuego lento en un caldero, con su chorreón de aceite de oliva y su pimentón espolvoreado… ¡Sabores que se graban en el paladar!
En O Carballiño, conocen bien la receta. Tanto, que montan una fiesta en pleno mes de agosto para cocinar cerca de 50 toneladas de pulpo, ¡y no sobra nada! Normal. La Festa do Pulpo atrae a más de cien mil curiosos cada año, y todos tienen que probar este manjar galego.