Si añades una decoración arabesca a la calidad de las instalaciones de un spa, tienes como resultado un hammam. Hay pocos baños árabes que conserven la magia de antaño, esa tradición milenaria que trabaja la salud del cuerpo y la mente a través del agua:
1. Un hammam nazarí
¿Un baño árabe a los pies de la Alhambra en un palacete centenario? ¡Menuda fantasía! Sin duda, es un sueño superromántico, pero puedes vivirlo alojándote en el Urban Dream Granada. Aquí, además, te agasajan con una tapa típica granadina en el Urban Gastro Lounge.
2. Un baño cordobés
Para relajarte en pareja sumergido en un hammam digno de sultanes, tienes que pasar un finde en el Balcón de Córdoba. Su terracita con vistas a la Mezquita es perfecta para descorchar una botella de champán y brindar por el amor eterno. Y si Cupido no se da por aludido, una visita al Al-Ándalus fijo que lo arregla todo.
3. Baños árabes y cuevas
Lo rural siempre funciona si buscas un finde de relax absoluto, sobre todo si te alojas en una cueva de Guadix. Las cuevas tienen esa magia que te transporta al pasado y te llenan de paz. Si además incluyen baños árabes ‘rústicos’ como el de las cuevas del Abuelo José, ¿qué más puedes pedir para desconectar?
4. Termas de lujo (y romanas)
Podrías pedir una tarde en unas termas de estilo romano, aunque con las instalaciones de un spa de lujo: ducha escocesa, banco térmico, baño turco, jacuzzi, piscina fría, hidromasaje, ducha nebulizada… ¿Imposible? Qué va, lo tienes en pleno centro de Sevilla, en las Casas de la Judería, un edificio del siglo XV con mucho arte.
5. ¿Un hammam en Madrid?
Parece que los baños árabes y las termas romanas son cosa del sur, pero el gustazo de sumergirte en un hammam te lo puedes dar incluso en Madrid. Si tienes una escapada pendiente a la capital, alójate en el Villa de la Reina de H10 y aprovecha su invitación a uno de los mejores baños árabes de Madrid.