La Boquería (Barcelona)
Como la gastronomía española es un referente mundial, es normal que en España haya mercados centenarios como el de La Boquería. Esta joya arquitectónica en pleno corazón de la Ciudad Condal lleva desde el siglo XIX enamorando a millones de visitantes con sus aromas, con sus productos locales y, por supuesto, con platos típicos de la tradición culinaria catalana.
Santa Caterina (Barcelona)
Barcelona tiene categoría para tener no solo un mercado mítico, sino dos. El de Santa Caterina es otro tesoro del siglo XIX, ubicado en pleno centro de Barcelona a pocos metros de la Seu. Al igual que ocurre con La Boquería, no faltan los colores vivos, los detalles arquitectónicos llamativos, los productos de la tierra y los locales con tapas tradicionales.
San Miguel (Madrid)
De los azulejos multicolor, pasamos al hierro desnudo del mercado madrileño por excelencia. El de San Miguel es un espacio que conserva la impronta arquitectónica de principios del siglo XX, aguantando el paso del tiempo en el centro de Madrid sin perder su esencia. Es modesto, pero le preceden su dilatada historia, la calidad de los productos locales y la de las tapas.
Lanuza (Zaragoza)
Un mercado monumental donde los haya. De hecho, el Mercado Central de Zaragoza está catalogado como monumento nacional, y no es de extrañar. La fachada del Lanuza lo dice todo, con esa arquitectura férrea tan propia de los albores del siglo XX. Aunque comparte ese estilo con la estructura del mercado de San Miguel, la obra de Navarro Pérez va más allá con sus pinceladas neoclásicas.
Mercado Central (Valencia)
Otro ‘mercado central’, y otro despliegue arquitectónico de altura. El de Valencia es un mercado proyectado para impresionar, con ese inconfundible aire modernista. Con mucha razón está considerado como uno de los iconos del modernismo valenciano, ¡y uno de los mercados más bellos de todo el planeta! Si hay un lugar donde comer se convierte en todo un arte, es el Mercado Central de Valencia.