Para conocer Granada en profundidad, con sus leyendas románticas y sus rincones mágicos, se necesita toda una vida. Por suerte, te basta con un fin de semana para hacerte una idea de lo maravillosa que es la capital nazarí. Como mínimo, te puedes dar un homenaje a base de tapas, que ya es decir.
Comer bien es fundamental para presumir de escapada, así que no dejes nada en el plato. Por las calorías, ni te preocupes. Las quemas seguro, porque en Granada es imposible detenerse lo más mínimo. Hay muchos sitios que visitar, muchas cosas que hacer, y apenas tres días para disfrutar.
Día 1 - Viernes - Cómete el centro
En una primera toma de contacto con Granada, irse de tapas es obligatorio. Las más baratas están en el barrio de La Chana; pero, tratándose de unas minivacaciones, lo mejor es ir directamente al centro. Los precios son más que asequibles y tienes una lista interminable de bares para elegir.
Desde la esquina de Puerta Elvira hasta Plaza Larga, se extiende la calle Elvira. Es un microcosmos a las puertas del Albaicín con todo tipo de opciones: comida vegetariana, kebabs, hamburguesas y tapas, muchas tapas. Para ampliar la variedad, solo hay que bajar una calle y cruzar la Gran Vía.
Locales no faltan, así que deja que la ruta la marque tu objetivo principal. ¿Quieres patearte el Albaicín y disfrutar de las vistas de la Alhambra desde San Nicolás? ¿Prefieres culturizarte un poco con la colección de tablas flamencas de la Capilla Real o las exposiciones de La Madraza?
Día 2 - Sábado - Piérdete en la sierra
Si te organizas bien, seguro que tienes tiempo para tapear en el Albaicín y luego bajar a la Catedral, tomando la ruta del Paseo de los Tristes. Si vas en pareja, es de lo más romántico que puedes hacer el primer día; pero no te canses demasiado, que el sábado toca subir a la sierra.
Aquí también hay que elegir. ¿Sierra Nevada o la Alpujarra? No es fácil tomar una decisión. En Sierra Nevada tienes la estación de esquí más soleada de Europa, con actividades al aire libre todo el año. En invierno, esquís y trineos; en verano; caminatas a los pies del Mulhacén y rutas en bici.
Obviamente, es una opción mucho más recomendable para ir en familia, sobre todo si te pasa por el parque de atracciones de Mirlo Blanco. Para una escapada romántica, los pequeños pueblos de la Alpujarra son ideales, como el de Lanjarón, conocido por la calidad de su agua… y por su balneario.
Día 3 - Domingo - Toca relax y dulces
Es hora de volver al centro granadino. Si vienes de Sierra Nevada, habrás parado en alguno de los secadores de jamón o en uno de los puestecitos de miel de la carretera de El Purche. Aunque, para miel, la alpujarreña. Si pasaste por la Alpujarra, mínimo deberías llevarte un bote a casa.
Para bajar un potaje alpujarreño, viene de perlas. Y, si no, siempre puedes endulzarte la vida en la Candelería Nueva. Esta calle de reminiscencias moriscas es perfecta para despedirte de Granada en un ambiente relajado. Al menos, te dejará un buen sabor de boca, y le quitará todo el amargor a la despedida.
Dulces de origen árabe (que no falten los piononos), teteras con infusiones exóticas y humo de incienso. ¿Se puede rematar mejor la escapada a Granada? Pues sí, con una sesión de relax absoluto en unos baños árabes a los pies de la Alhambra, justo después de hacer la visita de rigor a este monumento arquitectónico, patrimonio mundial de la Unesco.