Valles, montañas, bosques, playas, acantilados… El País Vasco es un tesoro natural bañado por las aguas del Cantábrico. Sin duda, es un destino que enamora por su variada orografía y la belleza de sus paisajes. Pero Euskadi también es una tierra para recorrer ciudades cosmopolitas y agasajar al paladar en pueblos con encanto.
La Cuadrilla de Añana es conocida en el norte por encadenar valles y zonas verdes que quitan el hipo. Desde el Valle Salado hasta el parque de Valderejo, Álava te ofrece decenas de lugares donde descubrir la cultura ancestral de la región, practicar senderismo y avistar buitres leonados.
San Juan de Gaztelugatxe
Euskadi es tierra de valles, pero también de acantilados. La fuerza del Cantábrico se deja notar en destinos únicos, como la costa de Bermeo. Los acantilados del islote de San Juan de Gaztelugatxe puede que no sean de los más impresionantes, pero sí de los más bellos. Tanto como para convertirse en Rocadragón en la séptima temporada de Juego de Tronos.
Acantilados de San Telmo
Zumaia también puede presumir de acantilados cinematográficos: los que sirvieron de escenario para Ocho apellidos vascos. Es lo que tiene la imagen de la ermita de San Telmo con el Cantábrico de fondo, que fusiona la sencillez arquitectónica con la bravura del mar. Todo esto por no hablar de las vistas a los flysch de Itzurun.
Playa de Itzurun
Zumaia ha alcanzado fama por su ermita centenaria y las escenas de la película de Martínez Lázaro, aunque los flysch de la playa de Itzurun ya la habían colocado en el mapa. Se trata de una joya para los amantes de las formaciones rocosas y los aficionados a los deportes acuáticos.
Playa de Sopelana
Si la geología te interesa menos que los deportes acuáticos, puede que te apetezca pasarte por Sopelana. La playa es más modesta en lo que respecta a los acantilados, pero es ideal para practicar surf. ¡Escápate a Bizkaia y prueba las mareas de Sopelana!
Euskadi también es un destino para urbanitas. Si no te lo crees, escápate a Bilbao y disfruta de una de las ciudades más limpias de España, y probablemente la que presume de una de las mejores ofertas culturales del país: el Guggenheim, el Museo de Bellas Artes, el Azkuna…
Donostia
Si hablamos de ciudades vascas internacionales, hay que mencionar San Sebastián. Solo por contemplar la bahía de la Concha, gobernada por la isla de Santa Clara, merece la pena escaparse a Donostia. Es obligatorio recorrer el paseo marítimo y encontrar la flor que mira al horizonte en la barandilla.
Solo en una urbe como San Sebastián se puede contemplar el Peine del Viento de Chillida, pero Euskadi no se acaba en las ‘grandes’ ciudades. El País Vasco tiene un componente rural que solo se puede sentir en pueblos como Laguardia. Es pequeño, tranquilo y uno de los centros vitivinícolas a nivel nacional.
Después de brindar en Laguardia, toca viajar a Hondarribia. Es hora de dar un paseo por las coloridas calles de La Marina, por el puerto bañado por las aguas del Bidasoa o por el centro, con ese toque medieval que solo se encuentra en el norte peninsular. ¡Ah, y no te olvides de probar los pinchos típicos del pueblo!
Comer en Euskadi
Sí, el País Vasco hipnotiza, pero no hay que olvidarse de comer. Escaparse a Euskadi y no sentarse a una mesa es imperdonable. Merluza a la vasca, marmitako, una tapa de queso Idiazábal, bacalao al pilpil, pinchos de tortilla, potes de sidra... ¡Tu paladar estará de enhorabuena!